27-03-08, 20:57
ENRIC SOPENA
27/03/2008
Cabos sueltos
El espíritu de aquel Sindicato
Ya desde los tiempos de José María Aznar en la oposición, “el trabajo duro se lo hacían al PP los medios”. Cambien nuestros lectores el adjetivo “duro” por el de “sucio” y se entenderá todavía con mayor exactitud la frase transcrita, pronunciada ayer por el transparente Losantos. Y es que, hace cerca de quince años, en este país se puso en marcha un poderoso grupo de presión que oficialmente se denominó Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI) y que fue de inmediato más conocido como el Sindicato del Crimen.
<!-- El objetivo de la AEPI era derribar a Felipe González, lo que consiguieron ciertamente en las elecciones de marzo de 1996. La filosofía de ese Sindicato era exactamente la misma o similar que unió o acercó durante algunos años a dos políticos tan antagónicos -en principio y a causa de su ideología- como Aznar, por una parte, y Julio Anguita, por la otra.
Unos y otros jugaron a la pinza para atenazar al Gobierno socialista por su derecha y por su izquierda. Esta idea la habían puesto en práctica poco antes los comunistas griegos y terminó en fiasco. La hizo suya Pedro J. Ramírez y convenció de su conveniencia al entonces líder de la derecha y al jefe máximo de IU.
La AEPI se fue desgajando tras la victoria de Aznar y, con el paso de los años, algunos de sus protagonistas la evocan con nostalgia, aunque con una fuerte dosis de desengaño e incluso de resentimiento. Casi ninguno de sus promotores se sintió recompensado por la hazaña de haber hecho posible el triunfo de un político básicamente muermo como Aznar.
No obstante, no es menos verdad que el espíritu de aquel Sindicato ha pervivido. El citado Losantos admitía -en su columna de El Mundo de hace dos días- que a lo largo de la legislatura ya finiquitada ha habido “medios que por razones éticas y políticas, tanto en el ámbito de lo nacional como en el de las libertades, han apoyado denodadamente al PP”.
Es sabida la hercúlea tarea de tales medios, transformados en heraldos de los valores y, sobre todo, los intereses que defiende la derechona. El fuego de la crispación se ha venido aventando sin pausa tanto en Génova 13 como en las sedes de El Mundo y de la COPE, con la muy apreciable cooperación añadida de un nutrido séquito de agitadores mediáticos.
Después de la derrota del PP en las urnas del 9 de marzo, los arietes mediáticos más enérgicos o contundentes acordaron declarar la guerra a Rajoy, al que habían dado políticamente por muerto mucho antes de las elecciones generales. En la hoja de ruta, estos periodistas no contaban con la continuidad de Rajoy y, mayoritariamente, habían apostado por su madrina, Esperanza Aguirre, como sucesora.
Hasta el momento, no cejan en su empeño de advertirle a Rajoy que se equivoca quedándose y que, de seguir así, sufrirá el “distanciamiento” de sus mosqueteros periodísticos. ¡Te vas a enterar, Mariano!, le dicen sin tapujos y en tono amenazante. El Sindicato del Crimen que se batió en armas con el fin de facilitarle a Aznar el acceso a la Moncloa, parece dispuesto ahora a noquear a Rajoy. ¡Cosas veredes!
Enric Sopena es director de El Plural
-->El objetivo de la AEPI era derribar a Felipe González, lo que consiguieron ciertamente en las elecciones de marzo de 1996. La filosofía de ese Sindicato era exactamente la misma o similar que unió o acercó durante algunos años a dos políticos tan antagónicos -en principio y a causa de su ideología- como Aznar, por una parte, y Julio Anguita, por la otra.
Unos y otros jugaron a la pinza para atenazar al Gobierno socialista por su derecha y por su izquierda. Esta idea la habían puesto en práctica poco antes los comunistas griegos y terminó en fiasco. La hizo suya Pedro J. Ramírez y convenció de su conveniencia al entonces líder de la derecha y al jefe máximo de IU.
La AEPI se fue desgajando tras la victoria de Aznar y, con el paso de los años, algunos de sus protagonistas la evocan con nostalgia, aunque con una fuerte dosis de desengaño e incluso de resentimiento. Casi ninguno de sus promotores se sintió recompensado por la hazaña de haber hecho posible el triunfo de un político básicamente muermo como Aznar.
No obstante, no es menos verdad que el espíritu de aquel Sindicato ha pervivido. El citado Losantos admitía -en su columna de El Mundo de hace dos días- que a lo largo de la legislatura ya finiquitada ha habido “medios que por razones éticas y políticas, tanto en el ámbito de lo nacional como en el de las libertades, han apoyado denodadamente al PP”.
Es sabida la hercúlea tarea de tales medios, transformados en heraldos de los valores y, sobre todo, los intereses que defiende la derechona. El fuego de la crispación se ha venido aventando sin pausa tanto en Génova 13 como en las sedes de El Mundo y de la COPE, con la muy apreciable cooperación añadida de un nutrido séquito de agitadores mediáticos.
Después de la derrota del PP en las urnas del 9 de marzo, los arietes mediáticos más enérgicos o contundentes acordaron declarar la guerra a Rajoy, al que habían dado políticamente por muerto mucho antes de las elecciones generales. En la hoja de ruta, estos periodistas no contaban con la continuidad de Rajoy y, mayoritariamente, habían apostado por su madrina, Esperanza Aguirre, como sucesora.
Hasta el momento, no cejan en su empeño de advertirle a Rajoy que se equivoca quedándose y que, de seguir así, sufrirá el “distanciamiento” de sus mosqueteros periodísticos. ¡Te vas a enterar, Mariano!, le dicen sin tapujos y en tono amenazante. El Sindicato del Crimen que se batió en armas con el fin de facilitarle a Aznar el acceso a la Moncloa, parece dispuesto ahora a noquear a Rajoy. ¡Cosas veredes!
Enric Sopena es director de El Plural
Último comentario: 27/03/2008 18:31
239 comentarios
27/03/2008
Cabos sueltos
El espíritu de aquel Sindicato
Ya desde los tiempos de José María Aznar en la oposición, “el trabajo duro se lo hacían al PP los medios”. Cambien nuestros lectores el adjetivo “duro” por el de “sucio” y se entenderá todavía con mayor exactitud la frase transcrita, pronunciada ayer por el transparente Losantos. Y es que, hace cerca de quince años, en este país se puso en marcha un poderoso grupo de presión que oficialmente se denominó Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI) y que fue de inmediato más conocido como el Sindicato del Crimen.
<!-- El objetivo de la AEPI era derribar a Felipe González, lo que consiguieron ciertamente en las elecciones de marzo de 1996. La filosofía de ese Sindicato era exactamente la misma o similar que unió o acercó durante algunos años a dos políticos tan antagónicos -en principio y a causa de su ideología- como Aznar, por una parte, y Julio Anguita, por la otra.
Unos y otros jugaron a la pinza para atenazar al Gobierno socialista por su derecha y por su izquierda. Esta idea la habían puesto en práctica poco antes los comunistas griegos y terminó en fiasco. La hizo suya Pedro J. Ramírez y convenció de su conveniencia al entonces líder de la derecha y al jefe máximo de IU.
La AEPI se fue desgajando tras la victoria de Aznar y, con el paso de los años, algunos de sus protagonistas la evocan con nostalgia, aunque con una fuerte dosis de desengaño e incluso de resentimiento. Casi ninguno de sus promotores se sintió recompensado por la hazaña de haber hecho posible el triunfo de un político básicamente muermo como Aznar.
No obstante, no es menos verdad que el espíritu de aquel Sindicato ha pervivido. El citado Losantos admitía -en su columna de El Mundo de hace dos días- que a lo largo de la legislatura ya finiquitada ha habido “medios que por razones éticas y políticas, tanto en el ámbito de lo nacional como en el de las libertades, han apoyado denodadamente al PP”.
Es sabida la hercúlea tarea de tales medios, transformados en heraldos de los valores y, sobre todo, los intereses que defiende la derechona. El fuego de la crispación se ha venido aventando sin pausa tanto en Génova 13 como en las sedes de El Mundo y de la COPE, con la muy apreciable cooperación añadida de un nutrido séquito de agitadores mediáticos.
Después de la derrota del PP en las urnas del 9 de marzo, los arietes mediáticos más enérgicos o contundentes acordaron declarar la guerra a Rajoy, al que habían dado políticamente por muerto mucho antes de las elecciones generales. En la hoja de ruta, estos periodistas no contaban con la continuidad de Rajoy y, mayoritariamente, habían apostado por su madrina, Esperanza Aguirre, como sucesora.
Hasta el momento, no cejan en su empeño de advertirle a Rajoy que se equivoca quedándose y que, de seguir así, sufrirá el “distanciamiento” de sus mosqueteros periodísticos. ¡Te vas a enterar, Mariano!, le dicen sin tapujos y en tono amenazante. El Sindicato del Crimen que se batió en armas con el fin de facilitarle a Aznar el acceso a la Moncloa, parece dispuesto ahora a noquear a Rajoy. ¡Cosas veredes!
Enric Sopena es director de El Plural
-->El objetivo de la AEPI era derribar a Felipe González, lo que consiguieron ciertamente en las elecciones de marzo de 1996. La filosofía de ese Sindicato era exactamente la misma o similar que unió o acercó durante algunos años a dos políticos tan antagónicos -en principio y a causa de su ideología- como Aznar, por una parte, y Julio Anguita, por la otra.
Unos y otros jugaron a la pinza para atenazar al Gobierno socialista por su derecha y por su izquierda. Esta idea la habían puesto en práctica poco antes los comunistas griegos y terminó en fiasco. La hizo suya Pedro J. Ramírez y convenció de su conveniencia al entonces líder de la derecha y al jefe máximo de IU.
La AEPI se fue desgajando tras la victoria de Aznar y, con el paso de los años, algunos de sus protagonistas la evocan con nostalgia, aunque con una fuerte dosis de desengaño e incluso de resentimiento. Casi ninguno de sus promotores se sintió recompensado por la hazaña de haber hecho posible el triunfo de un político básicamente muermo como Aznar.
No obstante, no es menos verdad que el espíritu de aquel Sindicato ha pervivido. El citado Losantos admitía -en su columna de El Mundo de hace dos días- que a lo largo de la legislatura ya finiquitada ha habido “medios que por razones éticas y políticas, tanto en el ámbito de lo nacional como en el de las libertades, han apoyado denodadamente al PP”.
Es sabida la hercúlea tarea de tales medios, transformados en heraldos de los valores y, sobre todo, los intereses que defiende la derechona. El fuego de la crispación se ha venido aventando sin pausa tanto en Génova 13 como en las sedes de El Mundo y de la COPE, con la muy apreciable cooperación añadida de un nutrido séquito de agitadores mediáticos.
Después de la derrota del PP en las urnas del 9 de marzo, los arietes mediáticos más enérgicos o contundentes acordaron declarar la guerra a Rajoy, al que habían dado políticamente por muerto mucho antes de las elecciones generales. En la hoja de ruta, estos periodistas no contaban con la continuidad de Rajoy y, mayoritariamente, habían apostado por su madrina, Esperanza Aguirre, como sucesora.
Hasta el momento, no cejan en su empeño de advertirle a Rajoy que se equivoca quedándose y que, de seguir así, sufrirá el “distanciamiento” de sus mosqueteros periodísticos. ¡Te vas a enterar, Mariano!, le dicen sin tapujos y en tono amenazante. El Sindicato del Crimen que se batió en armas con el fin de facilitarle a Aznar el acceso a la Moncloa, parece dispuesto ahora a noquear a Rajoy. ¡Cosas veredes!
Enric Sopena es director de El Plural
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239 comentarios
- "Tal y como está el panorama, si no te metes un chute de Jiménez Losantos en vena hay días que no saldrías a la calle"
Vayatela, 27/03/2008 18:31