05-05-08, 23:57
- Cariño, ¿sabes quien se ha muerto?
- No, ¿quién?
- Pues José el de la esquina.
- Al menos llegó a los 35 años, que no se queje.
- Fue una verdadera pena, era un chaval muy majo, lástima que este año solo hayan llovido dos días también, eso ha matado a mucha más gente, con decirte que este año al mediterráneo no ha ido nadie…
Seguramente muchos pensareis que paranoia de introducción es esta. Pues no es ni más ni menos que una posible conversación que podría haber perfectamente en el futuro, como consecuencia del cambio climático.
Mucha gente no se para a reflexionar sobre los peligros que existen en estos momentos para la vida en la Tierra. Las personas seguimos centradas en nuestras cosas, alejadas de las desgracias de países ajenos al nuestros y mucho más alejadas también de algo tan cercano como es la naturaleza y nuestra relación con ella.
Estoy convencido que la mayoría de vosotros habéis escuchado ya por televisión la famosa frase de “El total es lo que cuenta”. Pues si señores, es cierto, muy cierto. Porque ese total es lo que impide que millones de litros de agua se ahorren al año, que millones de toneladas de basura dejen de contaminar, que millones de personas vayan a morir en un futuro.
Los expertos vaticinan que ya es imposible dar marcha atrás. Ni aunque ahora mismo dejáramos de lanzar la cantidad de mierda que lanzamos a la capa de ozono, ni aunque consiguiéramos reducir toda la contaminación a niveles ínfimos, conseguiríamos parar el cambio climático.
El cambio climático es ni más ni menos que la variación de clima que se produce en la Tierra, como consecuencia de unos agentes internos y externos. Pero desde hace muy poco tiempo, la humanidad lo está echando todo a perder, de hecho en tan solo 200 años hemos conseguido tirar por tierra (y nunca mejor dicho) todo lo que nuestro planeta había construido desde que nació allá por 3.500 millones de años los primeros seres vivos.
Como siempre las Naciones Unidas establecieron protocolos por el cuál los países más industrializados y ricos del mundo debían de reducir sus emisiones de gases perjudiciales para la atmósfera, pero como siempre, algunos de esos países de un principio se negaron a aceptarlo, entre ellos los Estados Unidos de América. Por supuesto, el resto de países, la mayoría de los ricos, se comprometieron, pero nunca redujeron su lanzamiento de resididos a la capa de ozono por debajo del límite que debían de hacerlo.
La causa directa más grave, es que encima, aparece un agujero en la capa que nos protege contra las radiaciones del sol, pero no nos vayamos a creer que aparece encima de las fuentes de contaminación, no, encima aparece encima de la Antártica y de países del hemisferio sur.
Este agujero ya tiene el tamaño de Europa, y aunque pueda reducirse, el tamaño y el tiempo del que dispone ha empezado a pasar factura al continente más virgen y sagrado que nos queda. Este año han empezado a derretirse glaciares de la Antártica que nunca antes ( o al menos después de la última glaciación) habían dejado ver a la tierra continental la luz del sol.
Pero no solo eso, ciudades como Venecia saben de sobra la subida que el mar ha tenido desde hace siglos, tanto así que la ciudad ahora mismo dispone de barreras que eviten la subida del agua.
Pero sobretodo y algo que podemos ver cada uno de nosotros es el cambio del tiempo y aunque este verano haya sido como uno de esos veranos de antaño en los que llovía, el invierno ha pasado sin pena ni gloria, las temperaturas en mayo eran de verano y la nieve y las heladas han brillado por su ausencia.
De momento nosotros seguimos tomándonos en broma que reciclar, ahorrar el agua o luz son tonterías y pequeñeces que no aportan nada cuando se suponen de forma individual. Pero habría que pararse a pensar que conseguiríamos si todos colaboráramos en ello.
Texto original
- No, ¿quién?
- Pues José el de la esquina.
- Al menos llegó a los 35 años, que no se queje.
- Fue una verdadera pena, era un chaval muy majo, lástima que este año solo hayan llovido dos días también, eso ha matado a mucha más gente, con decirte que este año al mediterráneo no ha ido nadie…
Seguramente muchos pensareis que paranoia de introducción es esta. Pues no es ni más ni menos que una posible conversación que podría haber perfectamente en el futuro, como consecuencia del cambio climático.
Mucha gente no se para a reflexionar sobre los peligros que existen en estos momentos para la vida en la Tierra. Las personas seguimos centradas en nuestras cosas, alejadas de las desgracias de países ajenos al nuestros y mucho más alejadas también de algo tan cercano como es la naturaleza y nuestra relación con ella.
Estoy convencido que la mayoría de vosotros habéis escuchado ya por televisión la famosa frase de “El total es lo que cuenta”. Pues si señores, es cierto, muy cierto. Porque ese total es lo que impide que millones de litros de agua se ahorren al año, que millones de toneladas de basura dejen de contaminar, que millones de personas vayan a morir en un futuro.
Los expertos vaticinan que ya es imposible dar marcha atrás. Ni aunque ahora mismo dejáramos de lanzar la cantidad de mierda que lanzamos a la capa de ozono, ni aunque consiguiéramos reducir toda la contaminación a niveles ínfimos, conseguiríamos parar el cambio climático.
El cambio climático es ni más ni menos que la variación de clima que se produce en la Tierra, como consecuencia de unos agentes internos y externos. Pero desde hace muy poco tiempo, la humanidad lo está echando todo a perder, de hecho en tan solo 200 años hemos conseguido tirar por tierra (y nunca mejor dicho) todo lo que nuestro planeta había construido desde que nació allá por 3.500 millones de años los primeros seres vivos.
Como siempre las Naciones Unidas establecieron protocolos por el cuál los países más industrializados y ricos del mundo debían de reducir sus emisiones de gases perjudiciales para la atmósfera, pero como siempre, algunos de esos países de un principio se negaron a aceptarlo, entre ellos los Estados Unidos de América. Por supuesto, el resto de países, la mayoría de los ricos, se comprometieron, pero nunca redujeron su lanzamiento de resididos a la capa de ozono por debajo del límite que debían de hacerlo.
La causa directa más grave, es que encima, aparece un agujero en la capa que nos protege contra las radiaciones del sol, pero no nos vayamos a creer que aparece encima de las fuentes de contaminación, no, encima aparece encima de la Antártica y de países del hemisferio sur.
Este agujero ya tiene el tamaño de Europa, y aunque pueda reducirse, el tamaño y el tiempo del que dispone ha empezado a pasar factura al continente más virgen y sagrado que nos queda. Este año han empezado a derretirse glaciares de la Antártica que nunca antes ( o al menos después de la última glaciación) habían dejado ver a la tierra continental la luz del sol.
Pero no solo eso, ciudades como Venecia saben de sobra la subida que el mar ha tenido desde hace siglos, tanto así que la ciudad ahora mismo dispone de barreras que eviten la subida del agua.
Pero sobretodo y algo que podemos ver cada uno de nosotros es el cambio del tiempo y aunque este verano haya sido como uno de esos veranos de antaño en los que llovía, el invierno ha pasado sin pena ni gloria, las temperaturas en mayo eran de verano y la nieve y las heladas han brillado por su ausencia.
De momento nosotros seguimos tomándonos en broma que reciclar, ahorrar el agua o luz son tonterías y pequeñeces que no aportan nada cuando se suponen de forma individual. Pero habría que pararse a pensar que conseguiríamos si todos colaboráramos en ello.
Texto original
"Obra de tal modo que la Máxima de tu Voluntad pueda ser Ley Universal" - Inmanuel Kant