El argayu de fangu

A juzgar por lo que hablan últimamente Sus Señorías en el Congreso, España parece estar en peligro por avalanchas de fango, por máquinas de fango y hasta ya se chapotea en el fango.

La verdad es que en la Ínsula Barataria, llamada así porque tal vez el lugar se llamaba Baratario o por lo barato con que se le había dado el gobierno a Sancho Panza, parece que regía más la cordura y las buenas formas según palabras del narrador que dejó para la posteridad el relato “ **De cómo el gran Sancho Panza tomó la posesión de su ínsula, y del modo que comenzó a gobernar “ y apeló al Sol: ¡**tú que siempre sales, y, aunque lo parece, nunca te pones! A ti digo ¡oh sol, con cuya ayuda el hombre engendra al hombre! a ti digo que me favorezcas, y alumbres la oscuridad de mi ingenio, para que pueda discurrir por sus puntos en la narración del gobierno del gran Sancho Panza; que sin ti, yo me siento tibio, desmazalado y confuso”. Y eso que Sancho no quería ser Gobernador por codicia sino por el deseo de probar a qué sabe ser Gobernador porque, como le dijeron, si una vez lo pruebas es cosa dulcísima el mandar y ser obedecido y admitía bien el consejo: “No te enojes, Sancho, ni recibas pesadumbre de lo que oyeres, que será nunca acabar: ven tú con segura concienci a, y digan lo que dixeren, y es querer atar las lenguas de los maledicentes, lo mesmo que querer poner puertas al campo…” Y Sancho cumplió, porque en los varios juicios en que intervino evitó siempre el fango dejando a “todos admirados, y tuvieron a su Gobernador por un nuevo Salomón . …de donde se podía colegir, que los que gobiernan, aunque sean unos tontos, tal vez los encamina Dios en sus juicios…”

Pero bueno, ¿Qué hago yo perdido en la Ínsula Barataria si me estaba ocupando del fango en España?