El Doctor Mateo rueda en Gulpiyuri

[FONT=Georgia][SIZE=4]El Doctor Mateo rueda en Gulpiyuri[/SIZE][/FONT]
El equipo de la famosa serie de televisión se trasladó ayer a Naves y a la espectacular playa llanisca

Hay pocas series de televisión que le den tanta importancia a los exteriores, hasta el punto de que Doctor Mateo ha conseguido transformar la localidad colunguesa de Lastres en todo un punto de atracción para el turista televisivo, al conseguir que San Martín del Sella, el nombre que recibe la localidad en la ficción, se convierta en un personaje más de la trama, tan popular como Gonzalo de Castro (el doctor Mateo) o Álex O’Dogherty (el policía Alfredo en la serie).

Pero ayer, el equipo cambió de ubicación y se pasó al concejo de Llanes, en busca de un lugar mágico en el que, precisamente, Alfredo, tiene una ensoñación. Como escenario, escogieron la playa de Gulpiyuri, cerca de Naves, una curiosa formación geológica que conforma un pequeño arenal interior, separado de la costa por un promontorio rocoso por debajo del cual entra el agua en la playa durante la marea alta. Un prodigio de la naturaleza que dejó enamorados a los responsables de las localizaciones y a los actores.

«Conocí este lugar hace tiempo, y cuando me dijeron que veníamos a rodar aquí, me encantó la idea», comentaba Daniel Freire, el ex-roquero Tom en la serie. En la escena que rodaba ayer, se le aparecía a Alfredo en un momento de zozobra disfrazado de Tino Casal para aconsejarle. «En realidad el ve a Tom disfrazado de Tino Casal, es una mezcla de ambos personajes», explicaba el actor en un receso del rodaje. Y aseguró que, cuando descubrió Asturias, «me quedé anonadado con la belleza de sus paisajes, con el verde, la roca y el mar». Y lo mismo le sucedió ayer en Llanes, que de esta forma se sube también al carro publicitario que la serie trae consigo.

Decenas de vecinos y paseantes, que se acercaban a la playa de Gulpiyuri, se quedaron a ver trabajar al equipo, formado por medio centenar de personas, cinco camiones, una carpa y dos tiendas de campaña. Un ajetreo continuo y silencios durante los rodajes, sólo rotos por el llanto de algún niño que obligó a repetir alguna toma, o un carraspeo en la lejanía.
Entre los curiosos, María Jesús, vecina de Naves, celebraba «que vengan aquí a grabar. Yo vengo desde niña y es un lugar precioso. Ahora espero que esto siga tranquilo y no se llene, porque cada vez viene más gente y la playa es muy pequeña», comentaba.

Unos metros más allá, otra gran carpa con el cátering para el equipo, un wc portátil y otro camión nevera, además del autobús que lleva a los técnicos. A su volante, Valdés, de Curin Bus, leía un libro tras «pasear por la zona durante un buen rato». La espera, con ese paisaje y en un día pleno de sol, «es casi mejor que el viaje», comentaba sonriendo.