Entre el Jurásico y el doctor Mateo

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Entre el Jurásico y el doctor Mateo. El Comercio

Lastres es un pueblo escalonado que mira hacia el Cantábrico las huellas de un pasado remoto. Los paleontólogos dicen que hace ciento setenta millones de años, la costa que hoy se otea desde el Mirador de San Roque eran ciénagas y marismas habitadas por dinosaurios. Debían pisar con garbo, y sus huellas solidificadas se preservan entre Ribadesella y La Ñora, con su epicentro en la costa de Colunga, sede del Museo Del Jurásico de Asturias (MUJA) cuyo edificio reproduce la huella del saurio.

La hospitalidad hizo que algunos peregrinos se desviasen en Colunga, hacia Lastres. Hacia el siglo XVI, amparado por la pesca y la incipiente actividad comercial, se fundó un primer hospital asistencial o centro de beneficencia, «hospicio de pobres y peregrinos de este pueblo». Según Luis Valdés, Lastres era en estos tiempos el principal puerto ballenero de Asturias, y la grasa de estos mamíferos marinos se quemaba en las velas de las principales catedrales de Castilla. La prosperidad comercial creó entorno a un puerto natural en el que ya los romanos anclaban -«stabat»- sus naves, palacios, casonas -en una de ellas nació el matemático Agustín de Pedrayes-, escuela de latinidad, iglesias como Santa María de Sábada y capillas como la del Buen Suceso y San Roque. A finales del XVIII un temporal derruyó parte del puerto. Lastres perdió parte de su actividad comercial para refugiarse en la más modesta actividad pesquera.

Tal vez por esa frustración comercial, Lastres se conservó como hoy lo vemos. A la ruta de los dinosaurios, de los peregrinos, de los pueblos pintorescos y del buen pescado, se ha unido, recientemente, la ruta del doctor Mateo, que atrae miles de visitantes gracias a la publicidad televisiva. Pese a ello, el pueblo conserva un aire recóndito e insondable que no sólo sorprende al visitante, sino que lo aísla de la multitud.