Investigadores del Museo del Jurásico de Asturias (MUJA), de la Universidad Austral de Chile y del Instituto Cavanis de Venecia, han documentado por primera vez en Asturias un tipo de icnitas de dinosaurios desconocidas hasta ahora en el registro fósil que abren una nueva perspectiva en la identificación, interpretación y clasificación de las huellas de vertebrados.
Concretamente, se trata de un estudio que incluye 86 icnitas tridáctilas de dinosaurios terópodos, bípedos y en su mayoría carnívoros procedentes de los acantilados del concejo de Villaviciosa, entre la playa de La Ñora y el oeste del puerto de Tazones. En la actualidad forman parte de la colección del MUJA, en la que se documentan un total de 756 huellas de pisadas de estos reptiles.
Los investigadores Laura Piñuela y José Carlos García-Ramos, del MUJA, Karen Moreno y Oscar Finsterbusch-Lagos, de la Universidad Austral de Chile, y Giuseppe Leonardi, del Instituto Cavanis y de la Universidad Federal de Río de Janeiro, firman el artículo publicado online en enero de este año en la Rivista Italiana di Paleontologia e Stratigrafia.
Los detalles del estudio se han presentado esta mañana en el Museo, en un acto en el que han participado el viceconsejero de Ciencia, Innovación, Investigación y Transformación Digital, Iván Aitor Lucas del Amo; el alcalde de Colunga, José Ángel Toyos; la concejal de Cultura de Villaviciosa, Reyes Ugalde, y el equipo científico del MUJA.
La paleoicnología de vertebrados, que se ocupa del estudio de las huellas fósiles, tiene como uno de sus objetivos principales identificar al organismo productor de las mismas, comparando su morfología con la anatomía (características del esqueleto) de los pies o de las manos de los individuos que las produjeron. Sin embargo, esta identificación resulta difícil en muchas ocasiones, ya que la conservación de las icnitas, y por ende su morfología, depende de diversos factores adicionales a los rasgos anatómicos, como son entre otros: la composición y el grado de humedad del sustrato, la cinemática de las extremidades del reptil y la generación de subhuellas.
Las icnitas estudiadas en el presente caso son relativamente profundas y muestran un tipo de conservación excepcional en 3D en la que es posible observar el movimiento del pie del dinosaurio a través del sedimento, desde su entrada hasta la salida de este. En Asturias habitualmente se encuentran formando relieves abultados en las bases de capas de areniscas del Jurásico Superior, con una edad en torno a los 152 millones de años, y proceden de los acantilados del concejo de Villaviciosa, comprendidos entre la playa de La Ñora y el puerto de Tazones.
Los dinosaurios produjeron estas huellas mientras se desplazaban por los deltas de la época, los cuales desembocaban en un mar interior desprovisto de mareas y protegido del fuerte oleaje por una barrera externa que lo separaba del mar abierto, lo que facilitó la conservación de las mismas.
Lo más interesante de este estudio es que permite observar como la morfología de las huellas varía con la profundidad de la pisada. La parte superior de las mismas, lo que se conoce como huella real, se atribuye a un terópodo, caracterizada por tres dedos largos, estrechos y terminados en garras. En cambio, la parte inferior de los casos estudiados está formada por lo que sería una subhuella, deformación producida en un sustrato inferior situado inmediatamente por debajo de la superficie pisada; en este caso dicha subhuella se caracteriza por tres dedos cortos, anchos y sin impresiones de garras, que podría ser erróneamente asignada a un ornitópodo.
En la clasificación de los dinosaurios, los terópodos pertenecen al grupo de los saurisquios (cadera de reptil), mientras que los ornitópodos se incluyen en el grupo de los ornitisquios (cadera de ave), lo que significa que ambos grupos de dinosaurios son muy diferentes y se encuentran en ramas evolutivas separadas.
En este contexto, destaca especialmente una icnita de conservación excepcional producida por un dinosaurio terópodo en la que, según el plano horizontal considerado, pueden observarse hasta cuatro morfologías distintas producidas por un mismo individuo. Esto significa que, dependiendo de la sección considerada podría haberse atribuido a cuatro tipos diferentes de dinosaurios. La morfología del nivel 1, correspondiente a la parte más superior, es muy similar a la huella de un estegosaurio; la del nivel 2 recuerda a la de un terópodo aviano; la del nivel 3 representa la huella real de un terópodo no aviano (el auténtico productor); y finalmente el contorno del nivel 4, el más profundo, podría atribuirse a un ornitópodo.
Si en un estudio de icnitas de dinosaurios profundas no se logra distinguir la forma que más se aproxima a la anatomía del pie o de la mano del dinosaurio productor de la misma, se estarían introduciendo errores en la identificación de los dinosaurios que las produjeron y, como resultado, se generarían anomalías en el censo faunístico de una determinada región.
Por último, en la parte final del artículo se revisa la serie tipo de Iguanodontipus, uno de los icnogéneros, más populares e icónicos del registro fósil mundial conservado en un museo inglés. Las huellas de este icnogénero fueron atribuidas a un ornitópodo. Una revisión minuciosa del material original y su comparación con las huellas asturianas nos ha permitido identificar las icnitas inglesas como subhuellas profundas producidas por un terópodo. Un icnotaxón basado en huellas que no reflejan la anatomía, en este caso del pie del productor, debería considerarse inválido, por lo que desaconsejamos el uso de este conocido icnogénero con el fin de evitar interpretaciones erróneas.
Este es un tema de discusión derivado de la entrada https://coperibadesella.com/07/02/2025/las-86-huellas-dejadas-por-un-dinosaurio-del-jurasico-asturiano-que-abren-una-nueva-perspectiva-en-su-interpretacion/