Reflexión política

Allá por el año 1981 andaba yo por Madrid y, dado que eran horas vespertinas y estaba aburrido, entré en un cine a ver una película titulada: ”La Papisa Juana”.
[align=justify]Cuenta la leyenda que era una mujer que se empeñó en ser Papa (por el siglo XII) para lo cual siempre se vistió de hombre y se fajaba fuertemente para esconder sus atributos. Fue coronada Papa, pero habiendo quedado embarazada no pudo detener la fuerza de la naturaleza, y dicen que un día yendo a caballo dio a luz cayéndole el niño al suelo. El populacho que vio el suceso, sintiéndose engañado, la arrastró por las calles hasta matarla.[/align]
[align=justify]Para evitar que volviera a ocurrir el engaño, los altos cargos de la curia romana implantaron un procedimiento con la finalidad de que a todo Papa elegido se le escudriñara para saber si era hombre. El invento consistía en una silla con un apreciable agujero en el asiento (sella detector) y allí sentaban al recién elegido Papa (con los bajos fondos al descubierto). Hacía falta también el consiguiente puesto de trabajo (podríamos denominarlo “tocagüevos”, en latín algo así como “ova tangere”) cuyo titular tenía como cometido meter la mano por debajo de la silla y tocarle las gónadas al interfecto. Una vez realizada la detección “güevil” exclamaba para conocimiento de los presentes: “ Duo habet et bene pendentes” (Tiene dos y cuelgan bien”) a lo que todos contestaban “Deo gratiae” (Gracias a Dios).[/align]
[align=justify]Hemos tenido las campañas electorales 2019 con los eslóganes más variados : Haz que pase, Siempre hacia adelante, La Historia la escribes tú, Valor seguro, Centrados en tu futuro, Vamos Asturias, etc. y terminados los tiempos electorales ya han sido elegidos nuestros representantes en Congreso y Senado, municipios, en bastantes Comunidades Autónomas y para el Parlamento europeo.[/align]
Ahora comienza el intercambio de cromos y aparecen los partidos bisagras (aunque ellos dicen que no son una ferretería). Poniendo la mirada en Asturias la realidad económica, industrial, de transporte por ferrocarril o rutas en avión, pesquera, ganadera, etc. es para echarse a llorar: somos de las últimas Comunidades Autónomas y nuestros jóvenes tienen que emigrar. Si miro al Concejo de Colunga ya no lloro porque se me congelan las lágrimas. A todos los políticos que nos van a representar (ellos y ellas) había que sentarlos en la “sella detector” para ver si los tienen “bene pendentes” para defender a nuestra tierra ante las decisiones que se toman en Madrid (gobierno) o en las sedes centrales de los partidos o seguirán siendo comparsas de la voz de su amo con el fin de tener sitio en la “poltrona sella”.
Ramón Marcilla Llera