Solo 400 kilos de fabes a la venta en Colunga tras una cosecha regular debido a que el verano fue demasiado seco

Solo 400 kilos de fabes a la venta en Colunga tras una cosecha regular debido a que el verano fue demasiado seco

Los cosecheros que participan en la XXXII Semana de este producto se quejan de los precios, entre 12 y 15 euros el kilo: “Debería estar más valorado”

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La cosecha de la faba este año “no ha sido demasiado buena”. Este el sentir general de los productores que este fin de semana se dan cita en la feria de la XXXII Semana de les fabes de Colunga. Un total de nueve cosecheros, siete locales y únicamente uno perteneciente a la Indicación Geográfica Protegida (IGP), han puesto a la venta alrededor de 400 kilos de este producto asturiano. Se trata de una producción que ha estado mermada por las condiciones climatológicas de un verano, dicen, que ha venido “muy seco”.

“Nosotros normalmente sembramos en mayo y este año tardaron mucho en nacer porque no terminaba de llover. Cuando por fin empezó a caer agua, la cosa parece que mejoró, pero recogimos con un mes de retraso”, explica Mari Carmen Fierro, cosechera de Luces. La sequía no solo ha afectado a la cantidad de fabes, sino también a la calidad. Variedades como la de la Granja, la más demandada este sábado, mostraron un tono algo “amarillo”, según señalan la mayoría de los productores.

Con todo, el precio se mantuvo como el año pasado en 15 euros por kilo. Más baratas se vendieron otras variedades como las verdinas, los negritos, o las de Gloria, a 12 euros el kilo, una cantidad que los cosecheros consideran insuficiente, dados los distintos problemas que enfrenta el sector. “Hay muchos factores que influyen en la producción y cuesta encontrarle rentabilidad. Debería estar más valorado”, destaca la colunguesa Mónica Álvarez.

La temporada, marcada por la escasez de lluvias y el calor, también atraviesa otros desafíos como la presencia de plagas, incluida una oruga que ha dañado las plantas, así como los elevados costes. La competencia de los mercados externos amenaza también la producción local, pero muchos agricultores ven en la IGP una marca crucial para combatir este problema. Es el caso de Roberto Suárez, de Grado: “En general es un producto que tiene muy buena salida pero actualmente existe mucha faba de importación. La única manera de garantizar el origen del producto es a través del sello. El que quiere comprar fabes saben que las asturianas tienen mucha calidad, son mantecosas y están muy ricas”, señala.