FERNANDO DE SILVA
25/03/2008
Trillo, un cobarde incapaz de asumir responsabilidades
Hijo de un político del franquismo, Federico Trillo comenzó su carrera política junto a Manuel Fraga Iribarne en ALIANZA POPULAR, participando activamente en su reestructuración hasta reconvertirlo en el PARTIDO POPULAR, a cuya Ejecutiva Nacional pertenece desde 1986.
Miembro activo del Opus Dei, y practicante de la doble moral del “creyente” que ejercita la hipocresía, siempre ha formado parte del sector más reaccionario y duro del PP, y en los últimos años del felipismo colaboró activamente en fomentar la crispación y ejecutar el trabajo sucio para abrir el camino a la victoria de José María Aznar, exigiendo públicamente responsabilidades políticas y penales a numerosos dirigentes socialistas, en muchas ocasiones sin razón alguna, fomentando las falsas acusaciones como medio para conseguir sus fines. Y como compensación a su labor fue nombrado Presidente del Congreso de los Diputados durante la primera legislatura gobernada por el PP (1996-2000); de su etapa en un cargo de gran responsabilidad tan sólo se le recuerda una mal estilo para dirigir los debates y algún chascarrillo fácil (“manda huevos”), que transmitió sin ninguna gracia cuando creía cerrado el micrófono.
En la segunda legislatura de José María Aznar (2000-2004), ya con mayoría absoluta del PP, ocupó el cargo de Ministro de Defensa por el que tan sólo es recordado por actuaciones calamitosas: su desafortunada frase cuándo visitando El Salvador saludó a sus tropas con un “viva Honduras”; el haber protagonizado el episodio más ridículo de la democracia que se recuerde en política internacional cuando ordenó el asalto a la isla de Perejil; y su actuar indigno al ser incapaz de asumir su responsabilidad política en el accidente del Yak-42, ocurrido el 26 de mayo de 2003, en el que murieron 62 militares que volvían de Afganistán, y cuyo episodio marcó el final de su desastrosa etapa como Ministro de Defensa.
Cinco años después del accidente del Yak-42, ocurrido presuntamente por un desastroso actuar del Ministerio de Defensa en la contratación a bajo coste del transporte de tropas, con la sospecha fundada de que se redujo el presupuesto para afrontar los gastos iniciales que comportaron la participación en los preliminares de la ilegal invasión de Irak, aún se investiga en vía judicial para depurar las responsabilidades criminales que pudiesen derivarse.
Federico Trillo ha sido citado para declarar como testigo, cuando debería de haber comparecido como inculpado, y se ha acogido al “privilegio”, en su condición de ex-ministro, de hacerlo por escrito. Y de las cien preguntas a las que ha sido sometido, sus respuestas pueden resumirse en un actuar cobarde, que transmite su bajeza moral al ser incapaz de asumir sus responsabilidades y pretender inculpar de lo ocurrido a la cúpula militar; y ha mantenido con innegable descaro que no tiene ninguna responsabilidad en la contratación del Yak-42, llegando incluso a afirmar que “no era de su competencia” la contratación del avión. Negar la evidencia es negar la verdad; y la mentira vertida por escrito en una declaración como testigo en un proceso judicial es constitutiva de un delito de falso testimonio.
Don Federico, para que todos sepamos la verdad, contésteme por escrito a un sola pregunta: ¿De qué Ministerio depende la cúpula militar a la que pretende atribuir en exclusiva toda la responsabilidad?.
Fernando de Silva es licenciado en derecho por la Universidad de Oviedo y ejerce como abogado en Asturias desde hace más de 33 años
[SIZE=5][COLOR=red]Pobres militares y sus familias.[/COLOR][/SIZE]