Villa y mejuto

Primera toma.
Villa y Mejuto

21/05/2010 LA VOZ DE ASTURIAS

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l ´Guaje´ se lo merece. El fichaje por el Barcelona mantiene el pulso que la tradición del club catalán ha mantenido con el fútbol asturiano en las últimas décadas. Todavía se recuerdan con fuerza en la Ciudad Condal los nombres de Quini, Abelardo o Luis Enrique, los más recientes, pero en este caso se hace justicia con uno de los deportistas más nobles del Principado. Villa padeció el pasado año los efectos del interés cruzado con su fallida incorporación al Real Madrid. La Copa Confederaciones fue testigo del efecto vaivén al que se sometió al jugador de Tuilla. Para este fichaje, seguro que uno de los más importantes de la temporada, se puso la condición de que se resolviera antes del Mundial. Así se ha hecho. La premura económica del Valencia y el ansia de Laporta por cerrar su gestión a lo grande (además de los títulos) hicieron el resto. Es una de las buenas noticias para el deporte asturiano. Villa se marcha al Barça, el futuro de Colunga podría caminar por la senda del ´Guaje´, Mata puede ser uno de los que busquen otro destino, Cazorla está siempre en las agendas pendiente de su entrada entre los que viajan a Sudáfrica. En definitiva, el fútbol asturiano está más de moda que nunca. Y no se puede olvidar a otra figura del balompie regional, nacional y mundial. Hablo de Manuel Enrique Mejuto González. Ayer se le vio muy entero en su última gran final en la Copa del Rey. La edad le obliga a abandonar su gran pasión. Quienes conocemos a Quique Mejuto, sabemos que se marcha un gran deportista, ante todo, y por eso resultan injustas las infundadas críticas que, en ocasiones, se vierten desde otros confines del reino. Mejuto ha sido uno de los árbitros que ha marcado una época en España, reconocido en todas las ligas europeas, aunque en este país solemos cargarnos a las referencias porque no encajan con nuestra forma de pensar. Mejuto es sencillo, abierto, directo, tranquilo y social, muy social. Colabora en todas aquellas iniciativas que se presenten y demuestra con su trabajo que será muy difícil encontrar un sustituto que rellene el hueco. Los homenajes siempre se dan al acabar la actividad, y Mejuto se merece uno especial y, de paso, para reconocer el trabajo de otros muchos que han caminado a su lado.